Me pide mi sobrino Borja -a quien
conocí en una cuna el siglo pasado, que tiene ahora edad de acunar deseos de adulto y concebir pensamientos de atmósfera y
media de altura- que le escriba alguna greguería para una exposición de fotos y greguerías que se va a hacer en su colegio. Alguna se me ocurre -le dije-, y
de mi huerto personal, echando mano de lo que he ido sembrando en el blog, le
mandé unos cuantos peces y una cañita para pescar. Ahí va, pues, la respuesta
que le di sobre las greguerías, esos pastillazos de poesía concentrada:
La inspiración es un pájaro transparente de vuelo irregular que a veces se posa
en el alféizar de los pensamientos.
Los baobabs
son neuronas vegetales.
El universo
está vivo, y cuando se desgarra sangra luz.
Los
eufemismos son ideas mayúsculas cobardes que se esconden detrás de letras
minúsculas inocentes.
Echar de
menos es la forma que tiene el alma de contar sus batallitas.
Resiliencia
es el nombre artístico de la supervivencia.
Las ideas son
bailarinas callejeras que se mueven al ritmo de las cosquillas que la vida
provoca en los pies del universo.
Un imán es
una piedra que besa.
La gravedad
es la forma de abrazar que tiene la materia.
E=mc2:
La materia es el bíceps contraído de la luz.
E=mc2:
La materia es energía colapasada, luz empaquetada.
La luz es un
guiño que la Belleza
nos ha hecho desde la esquina de un universo paralelo mientras chupaba
sensualmente una supernova.
Las neuronas
son castillos con millones de puentes que se levan y se tienden al compás del
galope de los caballos de viento en los que cabalgan las ideas.
Los gases
nobles son los yoguis de la tabla periódica.
Los ojos son
manos de luz.
Una estrella
es un planeta ensimismado.
El cerebro
humano es un enjambre de abejas apelotonadas en torno a una botella de cristal
cerrada que contiene miel.
El monólogo
es la silla de ruedas en la que quedan postradas las inteligencias solitarias.
Se fue tan
lejos que se tragó el horizonte.
La poesía es
una fiesta de metáforas bailarinas que danzan en un tablado de ideas.
El mundo de
las emociones es una habitación enorme llena de jarrones de porcelana en la que
entran elefantes ciegos que buscan un lugar para tropezarse.
El mundo de
las emociones es plastilina de aire moldeada por la vida.
El mundo de
las emociones es un volcán acariciando un niño, una ola gigantesca rompiendo
contra un ojo abriéndose.
El mundo de
las emociones no es un mundo, es un mundo de mundos con secretos que lo son
tanto que cuando se cuentan siguen siendo secretos.
Se me ocurre,
además, que de la misma manera que una metáfora más un poco de sentido del
humor poético da lugar a una greguería, entonces una alegoría (sucesión de
metáforas) más un poco de sentido del humor bien podría decirse que da lugar a
algo así como una greguería que cría o una greguería de greguerías. A
continuación, un ejemplar de greguería de greguerías, o de greguerías
gregarias, por ser un poco trabalingüístico:
“Cuenta la
leyenda de las leyendas que en el Olimpo de las letras hay un cofre sin llave
hecho de lexemas irrebatibles y custodiado por un ejército de mayúsculas en el
que se guarda la palabra "inefable". Ningún discurso de los hechos ni
por hacer sabe que esa palabra está allí encerrada, pero algunas verdades han
denunciado su existencia y se ha extendido entre los fonemas el inquietante
rumor de que hay un monstruo en ese cofre al que ninguno de los étimos
conocidos puede vencer”.
Por otra
parte, creo que hay una manera muy interesante -casi lo calificaría como truco- para concebir greguerías con cierta facilidad, y es la de pensar en términos
sinestésicos. La sinestesia es en psicología la imagen o sensación subjetiva
propia de un sentido que afecta a un sentido diferente. Hay personas, por
ejemplo, que cuando ven a alguien sienten que ven un color determinado, o que
asocian de manera natural colores a los números, o que tienen en definitiva un
cruce de sensaciones en sus sentidos. En términos retóricos, la sinestesia
consiste en unir dos imágenes de diferentes fuentes sensoriales, como por
ejemplo cuando decimos "soledad sonora" o "verde chillón". Bueno, pues de esta
manera, así pensando, se pueden crear con cierta facilidad dignas greguerías.
Creo que con sólo sentarse a probar, las metáforas salen solas, y si sale el
gusano sale el capullo, sale la crisálida, y sale la greguería con alas, esa
mariposa poética. Sobre la sinestesia escribí no hace mucho una entrada que reproduzco
a continuación a cuento de la relación que acabo de mencionar hay entre las sinestesias y las metáforas y, por consiguiente, entre aquellas y las greguerías:
SINESTESIA
Salta al
oído, zumba a la vista:
el gran filón
de metáforas,
el postre
cantor,
el pentagrama
de sabores,
la mina de
diamantes del lenguaje creativo,
la alfombra
mágica de los discursos,
el esqueleto
del pájaro transparente de vuelo irregular,
la silla al
borde de tus ojos para ver en primera fila las imágenes entrar,
el caldero
para cocinar francachelas y cuchipandas de poetas
que navegan
con brújula sin imán.
¿A qué sabe
un triángulo?, ¿cómo suenan los colores?
¡Que calle el
tacto, que las miradas van a hablar!
¡Sinestesia,
dirán!:
arco iris
para escuchar, aroma para colorear, horizonte para acariciar.
El ululato
sensorial que demuestra que al final la poesía era verdad.
Y hasta aquí la recopilación de hoy. Gracias, sobrino, por tu inspiradora
petición, y suerte con la exposición.
Publicado el 8 de mayo de 2015.