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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Prosa aérea


El mismo número de veces que te alegres te entristecerás, el mismo número de veces que ganes perderás. La contabilidad de las emociones que el mundo de las formas dicta es exacta e innegociable. Tu vida hacia fuera sólo puede terminar en empate. Si mueres al nacer es empate a cero, si tu vida ha sido plena es empate a cien, y si ha sido miserable o gloriosa es que te falta la segunda parte. 

'Ganar' es la reina de ajedrez de un ejército de circunstancias que sólo sabe acabar sus partidas en tablas porque el tablero en el que juega se llama dualidad. 

Todo lo que existe es un mensaje manifiesto de su opuesto. La única forma que algo puede tener de declararse es negarse, oponerse a sí mismo. Si algo se afirma, entonces no cambia, no habla, es pero no se manifiesta. Este mundo es la negación del espíritu para conocerse a sí mismo. 

La impermanencia es un mensaje de la eternidad que para decir 'aquí estoy yo' dice 'esto es lo que no soy'. El universo pasajero es la voz, el Uno eterno aire, la ciencia estudia el significado, la espiritualidad el ritmo, la mente es un diafragma hipersensible que transforma viento en ideas y tú eres una nota. 

jueves, 22 de diciembre de 2016

Antropología tecnológica


Hay gente que pone fotos de Facebook en su pareja, que no tiene relaciones sino reportajes, y que cuando corta -porque siempre corta, ya que sus nacimientos son crónicas de un desengaño anunciado- deja por despecho de ser amiga telemática de quien en realidad no fue sino una cachava de su propio ego. 

Esta plebe espiritual que gobierna imperios fashion juega a las cartas con dechados de complejos trucados, dice haber amado cuando sólo ha presentado sus genitales a un concurso de tamaño, piensa que el hado les ha sido desfavorable por algún tipo de error de allende las estrellas y considera que en el futuro -una cosa que no existe- encontrará, como quien encuentra unas llaves perdidas, una cosa que llama éxito, aunque ignora que no hay que buscarlo fuera sino dentro porque no se trata de localizar un objeto sino de compartir la plenitud de no tener de necesidad de encontrar nada. 

Esta gente -que no es nadie y sois hoy en día todos a la vez- parece un charco recién llovido evaporándose en el que se refleja un arco iris monocromático que camina sin presente hacia un infinito que cojea de la carencia izquierda. 

Vosotros, humanos con la extensión de un océano y la profundidad de un micropene, sois el eslabón perdiéndose que dará lugar al Superhombre, ese que os reconocerá y en cuya sana mofa medraréis sonriendo de dolor. 

Vuestro no entenderme es mi reafirmación. 

- Nietzsche reencarnado - 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Vuelos irregulares


- A ver si nos entendemos de una vez con esto de la aceptación porque no hay conversación en la que salga a colación en la que no me acaben diciendo que es de perdedores letárgicos, pasivos y sumisos, y está empezando a costarme aceptar que nadie me entienda. En primer lugar, no se trata de competir, así que no hay ganadores ni perdedores. Y tampoco se trata de que las cosas se queden como están, no, por lo que tampoco es un estado de letargia. La aceptación de la que hablo da lugar a la acción y es fértil en iniciativas de cambio. La diferencia está en de dónde viene la acción, dónde nace. Si viene de jugar al tenis con la realidad porque las cosas están mal y hay que cambiarlas para que estén bien, entonces no es aceptación, es reacción. Si viene de que lo que es es como es, y lo que es nos pide que actuemos para orientar su cambio, entonces es aceptación. Hablo de 'orientar su cambio' porque todo está cambiando, al menos todo lo que es perceptible. Hay una dimensión en la que nada cambia, precisamente porque si no fuera así no podríamos percibir el cambio, pero eso es otro asunto.  

Por supuesto que un acto de aceptación nos puede llevar a cambiar lo establecido, pero lo interesante de la cuestión no está en el acto en sí, sino en la calidad del mismo. La aceptación cambia lo establecido convirtiéndose en lo establecido, es decir, no prohíbe a lo que es que sea como es sino que convence a lo que es de que sea de otra manera. 

Si la reacción quisiera detener un tren en marcha construiría un muro en la vía para que aquel se estrellara. La aceptación, sin embargo, se montaría en el tren y lo frenaría desde dentro. El matiz está en que la reacción lucha contra la realidad negándola, mientras que la aceptación se alía con ella, se afirma en ella y actúa desde y sobre ella. Por eso sólo la aceptación es capaz de decir no sin crear negatividad. 

- Las creencias, del tipo que sean, son miedecitos encapsulados. Decir "creo en esta teoría" es no atreverse a seguir investigando, decir "creo en ti" es temer que dejes de serme fiel, y decir "creo en Dios" es decir "tengo miedo de morirme".

- Cuando te enfadas, con o sin razón, tu alma fuma.

- Nunca tenemos todos los datos sobre algo, así que todo juicio es en realidad un prejuicio

- La mente humana es una pequeña bolsita descosida y agujereada de prejuicios en la que nos empeñamos en meter el mundo.

- 'Hablas como el mar y vives como un embalse' -me digo a veces. 

martes, 13 de diciembre de 2016

Pensamientos de andar por galaxia


El universo es infinito, pero no porque esté creciendo y haya sobrepasado los límites de lo mensurable, sino porque no tiene tamaño. Entender la infinitud no consiste en pensar en algo enorme que no deja de expandirse y que en un momento determinado pasa a ser tan grande que resulta inabarcable. Ese enfoque no sirve porque la mente colapsa.  

Los 'tiros' -amigo pensador- no van por ahí. Entender la infinitud es una realización, no una conceptualización. De la misma manera, el universo es también eterno, pero no porque exista desde hace un tiempo incontable y porque vaya a estar ahí otra cantidad incontable de tiempo, sino porque no hay tiempo. La eternidad no es infinitud de tiempo, es ausencia del mismo. 

El espacio y el tiempo no son atributos de la realidad, son sólo el temblor de una bandera queriendo medir el viento. Una sola célula, un solo átomo de cualquier cosa, contiene los mismos innumerables y eternos misterios que una galaxia entera. No es que el tamaño no importe, es que el tamaño no es. 

Y otra cosa -amigo pensador-, tampoco hay bien-y-mal, se hace bien-y-mal al pensar. 

jueves, 1 de diciembre de 2016

Carta-brisa para amigos con desaires




Querido amigo, 

No es que el tiempo me haya dado la respuesta a muchas de las inquietudes que tienes. Diría más bien que he necesitado del tiempo para encontrar las respuestas, pero las respuestas me las ha dado la experiencia, y ahora que las tengo sé que no hace falta tiempo ni edad para encontrarlas.

La pulsión que tienes de encontrarte a ti mismo no le es ajena a nadie, incluso a los que dicen no tenerla. Lo que ocurre es que no saben que se están buscando, pero todo el mundo lo hace. Esa es básicamente la tarea de la vida, es su desenvolverse. La cuestión no está, por tanto, en buscarse o no, sino en dónde hacerlo.

Lo que tú y casi todo el mundo hace es buscarse en una actividad, en el desempeño de unas funciones, en un trabajo, en un rol, ya sea social, familiar, académico, laboral... es decir, en algo externo, así que es normal que te plantees un objetivo, un lugar, un tiempo y unas expectativas. Eso es lo normal y lo que hace casi todo el mundo, pero como me preguntas a mí, yo te respondo: yo ya no lo hago. ¿Y qué hago en su lugar? Con preguntas te respondo:

¿Te imaginas hacer algo sin expectativas, sólo por el placer de hacerlo, dándote igual lo que ocurra?

¿Te imaginas no identificarte con tus éxitos o tus fracasos, o con cómo te va aquí o allá, porque experimentas que una cosa eres tú y otra lo que te pasa?

¿Te imaginas que te dé igual interiormente -donde tú eres tú de verdad- que las cosas salgan bien o mal porque sabes de una manera que trasciende las palabras que el bien y el mal son etiquetas y no esencias?

Todo depende de con qué te identifiques. Yo, por ejemplo, no me identifico con nada que se pueda tocar o que se pueda pensar. No me identifico con mi dinero, ni con mi país, ni con mi sexo, ni con mi trabajo, ni con mis conocimientos, ni con mis ideas y pensamientos, ni siquiera con mi familia. Todo eso que normalmente llamamos vida yo no lo llamo vida, sino cosas que me pasan en la vida. Es una sutil pero clave diferencia. Eso es la historia de mi vida pero yo soy otra cosa. Yo soy la energía consciente que observa todo eso, es decir, que no soy ni el que hace ni el que piensa, sino lo que observa cómo todo eso pasa. Cuando consigues ver las cosas de esta manera adquieres una dimensión de ser a la que le da igual lo que esté pasando en la historia de tu vida, y eso curiosa y paradójicamente te permite vivir de verdad.

Con esto presente cualquier decisión que implique un cambio de aires -del tipo que sea- ocurre de manera sosegada y sin dar lugar al fracaso o al error porque todo forma parte natural del propio caminar vital. El temido miedo se convierte en el canto de un pajarico, y no afecta la crítica externa porque se sabe que es relativa y que responde a unas expectativas que no son las tuyas. Con esto presente sólo hay presente, así que las expectativas propias -que se ahogan sin futuro- desaparecen porque ya te sientes completo antes de hacer nada. De hecho no haces nada por la necesidad -normalmente estresante- de completarte, sino que se actúa desde la paz de alguien que, estando ya completo, se disuelve como un grano de sal en el agua, desapareciendo como grano pero haciendo que el agua pase a estar salada. Pasas de ser sal compacta a salinidad ubicua. ¿Te da miedo?, ¿temes perderte? Ese miedo no es tuyo ni es real, es de quien se hace pasar por ti, es sólo el reflejo de la luna en un charco. Obsérvalo y verás que es cierto lo que te digo.

Mientras uno no descubra la dimensión de ser que tiene dentro, todo lo que haga le llevará a la misma sensación de incompletitud. Puede que por unos instantes (días, semanas, incluso meses), uno crea que es lo que tiene que ser porque ha encontrado el trabajo de su vida, la pareja ideal, el casoplón perfecto o incluso el aspecto deseado, pero si la identificación se hace con esas formas externas (trabajo, pareja, casa, estética...), al final siempre aparece la insatisfacción porque todo es impermanente. Esas realidades son siempre de arena, ¿no te das cuenta?

Tú, amigo, puedes plantarte donde quieras porque eres un baobab con alma de leopardo, un soplo de vida, un gigante eterno que traga mares, mastica lunas y hace malabarismos con asteroides dando brincos de planeta en cometa. Céntrate en descentralizarte y te encontrarás en todo, no sólo en esta pequeñez que ahora te abruma. No importa en qué país estés, qué idioma hables, con quién duermas o hacia donde mires. Ya estás completo, ya eres. El despliegue en obras y aprendizajes es secundario. No te busques en ello, sólo tiéndete sobre ello, descansa en ello, florece en ello, conviértete en fragancia. Buscarte sólo puedes hacerlo hacia dentro, sintiendo la vida que hay en ti y traspasando el nublado de ideas, juicios y prejuicios con el que la mente oscurece el sol de nuestra esencia personal.

Si todo lo que te acabo de escribir no te suena a palabrería baratuna y adviertes algo como de poso de verdad en ello, entonces ve inmediatamente a una librería y cómprate 'El poder del ahora'. Este libro puede cambiar tu visión, y con ello cambiará también la historia de tu vida, aunque eso -ya lo entiendes o ya lo entenderás- también es secundario.

Querido amigo, has nacido en la línea de meta. El viaje consiste únicamente en que te des cuenta de ello, no en que llegues a ella. 

Un abrazo, y ¡feliz ahora!