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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 28 de abril de 2022

Tres complejidades en tres palabras

Nunca nada pasó en el pasado, pasó en el presente, y nunca nada pasará en el futuro, pasará en el presente; el presente es lo único que hay. ¡Hónralo! En tres palabras: “Que hoy mole”.

Cuando dejas de creer en lo que piensas te das cuenta de que pensar es algo que sucede en ti, no algo que tú eres, y por tanto te separas de ello y encuentras otra dimensión de tu existencia que ha trascendido el pensamiento y que te conduce a la libertad. En tres palabras: “Pasa de ti”.

Posesiones, trabajo, estatus social, reconocimiento, conocimiento, formación, apariencia física, habilidades, relaciones personales y familiares, historia, logros, expectativas, pensamientos, emociones, sistema de creencias políticas, de género, nacionalistas, raciales, religiosas, y cualquier otro tipo de identificación externa y/o colectiva… en tres palabras, todo eso “no eres tú”.


sábado, 23 de abril de 2022

Dar un paso hacia ti mismo

La mayoría de las células de los organismos que mueren por enfermedad están sanas, y sin embargo el organismo muere por enfermedad. Creo que algo así pasa con la humanidad si se la mira como a un organismo, no como a una suma de seres humanos. El hecho es que Giordano Bruno ardió en la hoguera por decir algo y que la bomba atómica se lanzó porque alguien lo dijo. Aquel fuego no se ha apagado todavía y la última bomba aún está por ser lanzada.

Parece imposible imaginarse no esperar nada porque nuestro sistema de pensamiento está basado en la carencia, siempre falta algo. Intentar pensar en no esperar nada es ya un fracaso en sí porque incluso esperar no esperar nada es esperar algo. Algo me dice, sin embargo, que no es imposible, pero ese algo me dice también que no se trata de encontrar una técnica nueva en este sistema viejo. De aquí no se sale con las llaves de aquí.

Un axioma comúnmente aceptado es que esto que llamamos vida es tal. Pensar que hay que tener hijos para que la vida siga es pensar que la vida es una variable cuantificable y que hay más vida cuantos más seres vivos haya. Como es lógico, implica también que el hecho de que no haya seres vivos quiere decir que no hay vida. Entiendo esos términos, pero no es a esa vida que muere a la que estoy intentando apuntar.

Poner este axioma en duda casi siempre suele llevar al final del debate incluso antes de haberlo comenzado porque su consideración es muy incómoda. Requiere un profundo esfuerzo que se parece a una especie de suicidio mental. No se trata de considerar si es una vida digna, justa, bien llevada, provechosa o con sentido, sino en considerar si es vida de verdad.

Entiendo la locura que rezuma lo que digo, y entiendo también que querer dar un paso hacia uno mismo -cosa evidentemente imposible porque uno no puede dar un paso hacia sí mismo dado que ya es uno mismo- se vea como un planteamiento absurdo desde el punto de vista de poner un pie delante de otro dirigiéndose hacia algún sitio, pero que todo esto sea una alucinación y que dar un paso hacia uno mismo sin utilizar los pies sí sea posible no es nuevo ni demente.

viernes, 22 de abril de 2022

Expectativas asesinas

Hechos: 

Primero: Giordano Bruno fue un astrónomo del siglo XVI que acabó quemado en una hoguera por decir que el Sol era una estrella. 

Segundo: La bomba atómica, que técnicamente es un ejemplo sublime de inteligencia racional, mató a más de doscientas mil personas el 6 de agosto de 1945, lo cual es un ejemplo igualmente sublime de disfunción mental.

Si analizamos la historia del ser humano desde un punto de vista psicológico podríamos con toda tranquilidad decir que presenta un cuadro psicótico severo de deformación de la realidad con acentuada tendencia a la violencia. En fin, un ser loco, peligrosamente inteligente y muy violento. Hay sin embargo en la RAE una acepción del término humano que reza así: Comprensivo, sensible a los infortunios ajenos. En fin, la única forma de maridar tan opuestos puntos de vista es la esquizofrenia, así que empezamos en la locura y terminamos en ella. Teniendo esto en cuenta yo me pregunto: ¿nos podemos fiar de nuestros propios axiomas sobre la vida con lo esquizofrénicos que estamos?

Hay un axioma en concreto tan comúnmente aceptado que creo que cuando lo superemos nos llamará tanto la atención haber estado sometidos a él como nos la llama ahora que alguien fuera quemado por decir que el Sol es una estrella. Se trata del axioma de las expectativas. En la vida hay que tener expectativas, hay que hacer algo para algo. ¿Cómo vamos a vivir sin expectativas? Eso va contra natura. Nos parece poco menos que una falta de respeto a la vida no tenerlas. No esperar nada de la vida es como no querer desenvolver un regalo, como poner mala cara a una comida cocinada con cariño. ¿Qué tipo de vida es la vida sin expectativas? Así vemos las cosas ahora.

Con la misma claridad con la que sabemos hoy que el Sol es una estrella y que no es él el que gira alrededor de nosotros sino al revés, sabremos también un día -aunque sólo lo sabrán los que quieran saber, claro- que la vida sin expectativas es vida de verdad, en estado puro, y que las expectativas no sirven para vivir, sino para que nos desvivamos. ¿Qué sentido tiene querer algo que no se tiene? -diremos algún día con toda naturalidad.

La vida es un curioso fenómeno que se enuncia en forma pasiva. Cuando llegamos, ella ya está ahí, es decir, que cada uno de nosotros al nacer se incorpora a un proceso que ya está en marcha -el proceso vital- que consiste en que ella se expresa a través de nosotros. La vida como sujeto agente nos utiliza para decir algo. Somos, pues, vividos por la vida. 

Debería vivirse siendo escuchada, dejándose llevar en un baile en el que ella marca los pasos. Ella es el bailarín, tú eres el baile. Es la consecuencia de algo, así que no tiene que hacer nada para completarse, precisamente porque ella es el fin en sí. Cuando uno baila se mueve, pero no se mueve con el objetivo de llegar a otro sitio, sino que el movimiento en sí es la esencia del baile. No se trata, pues, de un ser para, sino de un ser, sin más.

Si te preocupa la idea de progreso párate a preguntarte qué entiendes por progreso. Probablemente te des cuenta de que lo has confundido con tecnología, pero la tecnología no es progreso, es sólo algo que acelera el paso, y también lo acelera si se va hacia atrás. La tecnología bien puede ser -y en muchos casos evidentemente es- un catalizador positivo de la estupidez y la destrucción.

Vivir es escuchar a la vida, y vivir con plenitud consiste en no pedirle nada, precisamente porque es imposible pedir algo mientras se está escuchando, de la misma manera que es imposible espirar mientras se inspira.  

- Escrito el 11 de septiembre de 2017 - 

miércoles, 20 de abril de 2022

¿Aciertas?

Está claro que si quieres acertar y te equivocas, entonces te equivocas, y punto. 

Pero ¿qué pasa si intentas equivocarte y te equivocas? ¿Aciertas entonces? ¿Y si intentas equivocarte y aciertas? ¿Te aciertivocas?, ¿equivociertas?  

Desde luego, parece mucho más amplio el horizonte de intentar equivocarse que el de intentar acertar. A ver si es que todo este tiempo me he estado equivocando intentando acertar... 

Garabatos


Aprender una lengua es pasar de garabatos y ruidos que no se entienden a palabras y mensajes comprensibles.

Aprender a vivir es algo que va más o menos al revés, es pasar de creer que se tienen las ideas claras a darse cuenta de que casi todas las que se tienen no son más que ruidos que garabatean y oscurecen el verdadero entendimiento.

martes, 19 de abril de 2022

Ayahuasca-mente

 

Si hubiera un adverbio para esta planta, sería ayahuascamente, y si un adjetivo, ayahuásquico. 

Si se pudiera poner por escrito ayahuascamente un mensaje ayahuásquico sobre lo que esta medicina cuenta cuando uno se sienta a escucharla se escribirían textos que describirían cómo las propias letras de la palabra ayahuasca dejarían de ser letras y pasarían a ser trazos que unidos entre sí -el trazo de la “a” estirado conectando con la “y”, y este con la otra “a”, y luego la “h”, y así sucesivamente- acabarían formando una liana delineada que contendría la palabra pero sin ser ya la palabra sino una especie de enredadera que se cerraría sobre sí misma formando una circunferencia perfecta cuyo perímetro se dividiría por su diámetro y nos mostraría a π saliendo desnuda de la ducha con un infinito collar de decimales a cada uno de los cuales podríamos mirar directamente a la pupila no para obtener respuestas sino para disolver preguntas, y después de sentarnos al borde de nuestros propios ojos para ver las imágenes entrar llegaría una sequía de tiempo en la que los períodos pequeños se agrietarían y los grandes rozarían entre sí como fallas tectónicas destruyendo la corteza del vacío. Y veríamos las arrugas en la frente de nuestros propios secretos, esos que lo son tanto que incluso cuando se cuentan siguen siendo secretos.

Pero todo esto se escribiría si se pudiera poner por escrito lo que la ayahuasca cuenta cuando uno se sienta a escucharla. Como no se puede poner por escrito, nada de todo esto es posible que se escriba y menos que se entienda porque

la ayahuasca habla un idioma de frontera.

Crece entre la eternidad y el tiempo,

entre el todo y la partícula,

entre el Uno y el baile de infinitas formas.


Donde los contrarios dialogan

Es donde sueña la Verdad.


 El sueño de esta planta no está en ningún sitio

porque es al mismo tiempo 

átomo eterno

y momento en el universo. 

Cuatro ollas con alas y una evidencia

He aquí cuatro idas de olla

- Solo hay una cosa más absurda que juzgar, odiar o enamorarse de la imagen de un espejo, y es creer que ese juicio, odio o amor son reales. 

- Si naciera un perro con el instinto de temer y ladrarle a lo conocido y no al revés, justo con el primer ladrido se abriría un agujero de gusano entre su hocico y el párpado de Adán despertándose del profundo sueño en el que quedó sumido después de creer que había perdido el Paraíso. 

- Este mundo es un susto que estamos teniendo, y de las "efes" del ¡ufffffff! que espiraremos con alivio al darnos cuenta de que no hay nada que temer colgarán como cortinas transparentes los amores que piden cosas y los tiempos de espera disecados. 

- Si le preguntaras a un proyector de cine de dónde saca lo que proyecta fuera te respondería que él lo único que sabe de la película es lo que ve en la pantalla. 

Y he aquí una evidencia

- Joe Biden tiene dificultades cognitivas. 


sábado, 16 de abril de 2022

Insania tecnificada

La locura también se puede clasificar e incluso tecnificar y mesurar. He aquí tres tipos de locura con su correspondiente nombre técnico:

Tipo I: Extirpación parcial o total del clítoris y/o del prepucio. A esto se le llama clitoridectomía.

Tipo II: Extirpación parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin extirpación de los labios mayores. A esto se le conoce como excisión.

Tipo III: Ablación del clítoris y de los labios menores con sutura de los labios mayores para estrechar el orificio vaginal. En este caso se habla de infibulación.

Bueno, pues resulta que en Malí el 90% de las mujeres de entre 15 y 45 años han pasado por alguno de estos tres formatos de tortura, ¡el 90%! Pero sin duda lo más asombroso son los motivos por los que esto se hace. Hay varios, y todos moverían a la risa y parecerían una broma si no fuera porque la cosa es para llorar y muy seria.

Se habla de un aumento de la fertilidad y del poder malévolo del clítoris, de órganos sucios y feos, de patrimonio cultural e integración social, de preservación de la castidad y la fidelidad durante el matrimonio e incluso se fortalece con ser algo recomendado religiosamente.

Viniendo como viene la práctica envuelta en misticismo, higiene y estética, patrimonio cultural e integración social, psicosexualidad y religión puede uno hacerse una idea de lo complicado que es erradicar una aberración como esta. Está totalmente embebido en la psique de estas comunidades. Más que de un ejercicio de erradicación se trata de uno de decantación.

¿Cómo se apostata de ser humano? Por mi parte solicito un pasaporte de gusano o de espora estéril.

He aquí nuestra paradoja existencial: no hay nada más inhumano que lo humano

viernes, 15 de abril de 2022

Bamako-sopapo

Los primeros días en Bamako son un sopapo de extranjería y una pregunta árida a la pupila: ¿qué has venido a hacer aquí, tubabu? Si llegas en marzo el sopapo es de calor-martillo-desierto-urbano, y si en julio de lluvia-barro y alcantarilla. Practica con el visitante la sodomía logística: es complicado y caro ir a cualquier sitio y es imposible quedarse donde uno está. El tráfico es demencial, atroz y esquizofrénico, la circulación cambia de sentido sin sentido, la luz no se corta casi nunca porque casi nunca está para poder cortarse y el agua se va cuando te acabas de echar el champú. 

Aquí viven unos pocos negros sin blanca y muchos blancos con motivaciones oscuras que ni ellos mismos conocen. Todavía no sé qué hacen tantísimas ONG, pero en los sótanos de los barrios altos de la cooperación se dice en petit comité que esto es cosa de conveniencia, no de altruismo. Coopero contigo para que te quedes donde estás; toma alpiste y no molestes más. 

Bamako es ahora la habitación del pánico del Sahel: tiros en Sikasso, evitar la zona. Obus en Tombouctou, evitar la zona. Asalto en Gao, evitar la zona. Ataque en Mopti, evitar la zona. Masacre en Moura, evitar la zona... y así todos los días, Ramadán mediante; la hora de la oración, tiempo de munición. No se puede salir de Bamako porque fuera hay una guerra sin nombre, y quedarse es pelearse contra tu nadie. Una ciudad archicara en un país infrapobre. Un lugar sin futuro porque la calavera del tiempo se vende en los mercados de vudú. ¿Para qué es esa cabeza de mono?, ¿para dar gusto a la sopa?

Y mientras tanto, polvo de carretera, francés con arena, zumo de sudor y piscinas para blancos. El sinsentido de este lugar y su hostilidad son gasolina para mi curiosidad. Mali, país embargado con una capital que embarga. ¡Cuéntame, Bamako!, ¿por qué me quieres con tanta prisa envejecer?, ¿qué me quieres decir?, no me maltratarías si no tuvieras algo para mí.

lunes, 11 de abril de 2022

La esencia del acto

 


Pegarle un tiro a un caballo puede ser un acto de violencia o de compasión (si es que el caballo está sufriendo). En cualquier caso, es pegarle un tiro a un caballo. La esencia del acto no está en el acto en sí, sino en su motivación.

Lo que una persona haga o deje de hacer tiene su esencia no en lo que haga o deje de hacer, sino en lo que le lleva a hacerlo o a dejar de hacerlo. 

Si son tus ganas de transcender y de ser visto como un prócer ante el mundo lo que te mueve, entonces lo que hagas (sea lo que sea) estará impregnado de egoismo, y tu acción, aunque pueda parecer heróica y altruista, será esencialmente egoista. Sin embargo, si lo que haces lo haces desde la entrega, la valentía y el servicio, entonces tu acción quedará igualmente impregnada de esos valores. No es qué se hace, sino por qué, inspirado en qué o movido por qué lo que importa en el acto. 

Teresa de Calcuta decía: "I prefer you to make mistakes in kindness rather than work miracles in unkindness".

"¡Bien hecho!", por tanto, pasa a ser una expresión muy superficial. "¡Bien pensado!", es mucho más potente, esencial y fiable, entre otras cosas porque no hay pensamientos neutros y no hay ningún pensamiento que no se manifieste en forma de una manera o de otra. 

Pensar algo feo es como tirarse un pedo, no se ve pero se acaba oliendo. Y hablar mal de alguien es vomitar hacia dentro