"Existe dentro de cada persona un lugar que nunca siente dolor,
que no tiene edad y que nunca muere. Resulta además, que es posible viajar a ese lugar, y cuando lo
hacemos -independientemente de lo corta que sea nuestra visita- las
limitaciones que comúnmente aceptamos en nuestro día a día dejan de
existir, no son ni siquiera una posibilidad. Es un lugar del que se puede
volver con una profunda transformación, con la sensación certera de haber
percibido una realidad más elevada.
A veces pasamos por situaciones que nos parecen insostenibles, pero tenemos que entender
que eso no representa un estado permanente, es sólo una imagen pasajera, una
foto de nuestra existencia. Si nos imaginamos, por ejemplo, una foto que hayamos tomado
en la playa, podemos pensar en elementos particulares ordenados de una manera también
particular: olas haciéndose espuma, pájaros acariciando el aire, el sol dejando una lengua de luz sobre el agua, una pareja
paseando de la mano hacia el infinito… Pero si volviéramos el día
siguiente, o incluso la hora siguiente, la escena sería completamente
diferente, la foto que habíamos tomado ya no existiría.
Pasa lo mismo con nuestra vida: cada instante, cada estado, es
diferente del anterior, inigualable. Lo interesante en términos prácticos es
que podemos entrenar el cerebro para afrontar cada nuevo momento de manera optimista creando patrones mentales que refuercen la asunción de los problemas como parte pasajera del juego y que potencien la concepción de soluciones creativas para aquello que nos preocupe. Esto se puede conseguir de una manera natural viajando a ese lugar que todos tenemos dentro. El souvenir que traemos de vuelta es siempre una disposición y una fuerza anímicas positivas. Los billetes son
baratos, y se compran en una ventanilla que se llama meditación."
- El texto es una adaptación de Deepak Chopra-
Publicado el 18 de mayo de 2015.