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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

miércoles, 19 de junio de 2013

Mareo temporal



Hace ya casi dos meses que vine aquí y tengo una sensación temporal confusa. Parece que el tiempo se hubiera mareado y está como ausente, y que su consulta no me transmitiera más que sinsentidos. Igual es que vine queriendo olvidar muchas cosas y se ha colado por ahí, escapándose por un deseo a modo de sumidero, haciendo que todo lo que me queda sea difícilmente ubicable temporalmente; o igual es que vine queriendo aprender muchas otras, y la sobredosis de las nuevas y el entretenimiento de su aprendizaje han hecho de alas para que aquél pase volando sobre una densa estela de nuevas experiencias que va dejando como herencia.

Muchas cosas he visto, mucha gente nueva he conocido -algunos de soslayo, y otros muy de cara-, muchas palabras nuevas he aprendido y utilizado, y en muchas situaciones en las que el silencio era mi única arma me he encontrado; muchas veces he esperado sin reloj, simplemente a que pasara lo que estaba esperando que pasara, cuando quisiera pasar; y muchas veces también he hecho cosas que quería hacer, sin pensar en cuánto iba a tardar o en si durante su ejecución dejaría de querer hacerlas, así que con todo eso el tiempo se me ha mareado, y al no tenerlo como referencia he sentido que no sólo no hace falta, sino que es conveniente, para saborear más las circunstancias, considerar que es parte de ellas, no una sustancia numerada que se añade después cuando ya hayan pasado. 

Resulta que ahora, con esta tara temporal, evoco recuerdos sin fecha, y ese archivo al que consulto lo siento como verdaderamente ordenado; antes, más que ordenado estaba simplemente cronometrado. 

Lo que pienso no tiene edad, lo que recuerdo es ahora, lo que deseo empieza ya, y los años que tengo son en realidad los que no tengo, porque ya han pasado, así que tendré que esperar para saber cuántos tengo de verdad. No importa, es sólo cuestión de tiempo; mientras, me entretendré, queriendo olvidar y queriendo aprender, como siempre. 





3 comentarios:

  1. Agradecido e Intrigado estoy contigo, anónimo. Agradecido porque aprecias el texto, e intrigado porque me lo dices en swahili.
    Asante sana, rafiki!

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  2. -Vas con la chavalina?

    - Voy caminando...
    (episodio atemporal)

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