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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 6 de marzo de 2014

Querencias


Cuando me pongo a escribir las entradas del blog me planteo si quiero desahogar algo que no me gusta o si quiero amplificar algo que me gusta. En cualquier caso, antes incluso de empezar a plantearme nada, tengo querencia a que las conclusiones y sensaciones a las que el texto conduzca sean para mejorar el estado presente. Por otra parte, si algo no me gusta ni me disgusta no suelo escribir sobre ello.

Si, por ejemplo, pienso en algo que no me gusta, la querencia de la que hablo consiste en manejar ideas del tipo: “en realidad tampoco es para tanto”, “al no gustarme puedo trabajar en soportar algo que no me guste”, “es inevitable que algo no me guste”, “preferiría que me gustara para degustarlo”, “sería muy gustoso que acabara no disgustándome o incluso gustándome”… y de esta manera, poco a poco, acabo llegando a algo como “me gusta que haya algo que no me guste”.
Así termina por gustarme lo que al principio no me gustaba, aunque haya tenido que traer las razones por los pelos. Esto se llama optimismo literario.

Si, por ejemplo, pienso en escribir sobre algo que me gusta, pues sencillamente me deleito. Interpreto el gusto como la confirmación de que no estoy solo, de que hay algo ahí fuera que en algún momento formó parte de mí, o yo de ello, y que el gusto que siento es como el perfil de África Occidental encajando perfectamente en el de América Meridional. Evidentemente hubo una vez en la que fueron la misma cosa. Así pues, navego en un océano de aguas gustosas y me entretengo creando mi propia deriva continental hasta encajar los continentes y formar una pangea de deleite. 
Y así termina por gustarme más lo que al principio ya me gustaba, y sin haber tenido que traer las razones por los pelos. Esto se llama disfrutar.

Hay otras dos querencias de las que intento huir, no ya como planteamiento para la entrada de un blog, sino como actitud para con las cosas de la vida. Una es empeorar lo malo y otra es empobrecer lo bueno. A menudo consigo escapar de ellas, aunque no sin dificultad porque resulta que mi hemisferio izquierdo es inatrapable y curioso, y además es un sinvergüenza, así que mis ideas tienen todos los nombres y mis planteamientos se acaban donde termina mi capacidad, lo cual es como pescar con red -que cualquier cosa puedes coger-, pero resulta también que ahora he puesto una puerta en mi hemisferio derecho para dejar pasar sólo los proyectos ideológicos que cumplan las dos primeras querencias, las de las mejoras.
Esto se llama optimismo vital. 

Aquí y en cualquier lugar (HIC ET VBIQVE), hay un cuadrivio de querencias, y estamos obligados a elegir; libremente, pero obligados. 

Hay cuatro querencias, ¿cuáles gustas?

3 comentarios:

  1. Te leo y releo.
    Mi querencia, es celebrar cada dia LA VIDA, Hic et nunc , y disfrutar de los enamorados de ella (así lo hago contigo)
    Besos , muchos

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  2. Cuando estamos muy agusto, solemos decir que estamos "como Dios", yo suelo bromear añadiendo el absurdo : "We are as GOD", a lo que los que me acompañan se sienten como Dios y encima más alegres...todo pasa y estamos de paso, este blog te sirve de espejo almático y de bálsamo del día a día a los demás...sigue mirándote

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  3. bellisimo e imprescindible, para rezar a diario.
    un fuerte abrazo

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