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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

martes, 5 de noviembre de 2013

Del 5-2 al 7-0


La mayor parte de la gente que conozco empieza la semana sabiendo que va a perder 5-2. Se levanta el lunes sabiendo que el día va a terminar con un 1-0 en contra. El martes terminará con un 2-0, el miércoles con un 3-0, y así sucesivamente hasta que sólo el viernes por la tarde se empieza a contraatacar, para remontar mínimamente el sábado con un gol a favor y terminar la semana con la prevista goleada, 5-2. ¿Cómo se hace para ganar 7-0? ¿Es posible?

Me asombra la facilidad con la que nos hemos acostumbrado a considerar que cada semana es un período de tiempo que comenzamos deseando que llegue al final. Y nos parece bien. No le ponemos pegas. Hablamos incluso de la suerte que tenemos de tener un trabajo, aunque sea una mierda que no nos aporta nada intelectualmente, que nos resta emocionalmente, y que nos roba nuestro día a día y nos golea semanalmente. ¡Qué pequeños nos hemos hecho! ¡Qué poca cosa somos negociando con nuestra propia vida! ¡Qué cobardes! Y todo para poder pagar lo que nos hemos inventado que debemos.

Los griegos llamaron al hombre anthropos, que significa “el que mira hacia arriba”, “nacido de la tierra”, y que “examina lo que ha visto”. ¡Qué dirían hoy de nosotros si nos vieran doblados sobre los cajeros automáticos, matricidas de nuestra propia Tierra y con la capacidad de análisis anestesiada por papeles de colores!

La derrota es necesaria y estimulante. Un corazón grande la sufre pero la acepta y se apoya en ella para la revancha. El derrotismo, sin embargo, no tiene piernas ni brazos, y sólo vocifera su desgracia sin capacidad para levantarse y reanudar la pelea. El derrotismo es un gusano venenoso que se arrastra sobre nuestra autocompasión.

Pero es verdad que es más fácil definir lo que está mal que lo que está bien, de la misma manera que es más fácil definir el sufrimiento que la felicidad, o la enfermedad que la salud. Es, por tanto, fácil llegar a un acuerdo sobre lo que está mal, pero muy difícil empezar a construir en común algo que esté bien para todos. El momento constructivo disgrega y enfrenta cuando se hace en grupo, así que el secreto está en hacerlo individualmente. El entorno se cambia creando bondad dentro de uno mismo e irradiándola después, no interviniendo directamente sobre lo malo que hay fuera. Para iluminar la oscuridad de ahí fuera debes irradiar luz desde dentro de ti, y nada se hará en ti sin ti, así que juega tu partido de dentro a fuera y ganarás, y ganaremos.

Nuestro cuerpo y nuestra mente son el resultado de una evolución de millones de años, y están perfectamente configurados para sentir, pensar y amar. Somos una exquisita expresión de la naturaleza. Tenemos un cerebro de más de cien mil millones de neuronas que puestas en fila india llegarían hasta la Luna, y en esa maraña somos capaces de concebir el infinito in crescendo, de darle órdenes a los átomos, de utilizar la luz para comunicarnos, y de entender la vida como algo que se puede dar por alguien a quien se ama. Tenemos un potencial que supera nuestra propia capacidad de medir un potencial. Somos más maravillosos de lo que podamos llegar a calificar.

Me niego rotundamente a pensar que una criatura así tenga que perder todas las semanas 5-2. Estamos hechos para ganar 7-0 cincuenta y dos veces al año. Conformarse con menos es derrotismo. 

4 comentarios:

  1. Infinito in crescendo? Humm...

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    1. “Eres el infinito in crescendo”, es un piropo hiperbólico que me dedicó una mujer oscura; una de esas que para mostrarte su luz te señalan su sombra y te piden que extrapoles. Es una frase que, descontextualizada de aquello, me trae a la mente la supuesta configuración del Universo como algo infinito que sigue expandiéndose.

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    2. No te lo dediqué a ti, egocéntrico.

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  2. Menos mal que te pedí que me lo escribieras, ave subterránea.

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