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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

lunes, 5 de marzo de 2018

Diálogo hemisférico



- Y le dijo el hemisferio izquierdo al derecho:

No haces más que sentir, pero no explicas nada. El bien es sólo una pata de la mesa, y el mal no es otra sino la misma. Si no se especifica para qué o quién y en qué circunstancias se está, ambos conceptos se confunden hasta el punto de que una misma cosa puede ser buena y mala a la vez. En el fondo todo responde a un caprichoso juicio tuyo -hemisferio derecho, sensiblón-, siempre subjetivo.

¿Puedes decirme dónde empieza a ser verde el amarillo que se torna azul en el espectro de la bondad? Bueno y malo y regular y todo lo demás son sólo flechas que desentendiéndote de mí lanzas discriminadamente sobre lo que nos rodea; etiquetas que pones en las cosas, no cosas que las cosas son. Si me dijeras que todo es bueno nada sería malo. ¡Menuda imposible inútil gran verdad! Yo sé que la ética es sólo química neuronal. 

- Y el hemisferio derecho respondió:

Hablas mucho y escuchas poco, y si no entiendes te desentiendes porque no tienes corazón, pero sabes de sobra – hemisferio izquierdo, listillo-, pues tú mismo me lo has dicho varias veces, que te deprimes por pequeñez en el mar del conocer. ¿Y alardeas de saber precisamente tú -manostijeras- que sólo puedes acariciar con cuchillas de recortar ideas? ¿Tú que sientes vergüenza al llorar y por eso hablas técnicamente de lacrimar? 

- Y el hipotálamo que estaba escuchando intervino:  

¡Dejad de discutir y jugad a amar! Así entenderéis que las neuronas también se pueden besar.

- ¡Eso se llama sinapsis! -exclamó inteligente el hemisferio izquierdo-.

- ¡No, se llama ósculo! -dijo poético el derecho-.

- Y ecléctico el hipotálamo sentenció: 

¡Sinapósculo!

-Escrito el 12 septiembre de 2014-

1 comentario:

  1. Mientras leo esto, se me han fugado dos mil neuronas para amarse despiadadadamente bajo la hospitalidad de la "alcoba hipotalamoal" en una bacanal de suicidio masivo...

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