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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Vuelos irregulares


- A ver si nos entendemos de una vez con esto de la aceptación porque no hay conversación en la que salga a colación en la que no me acaben diciendo que es de perdedores letárgicos, pasivos y sumisos, y está empezando a costarme aceptar que nadie me entienda. En primer lugar, no se trata de competir, así que no hay ganadores ni perdedores. Y tampoco se trata de que las cosas se queden como están, no, por lo que tampoco es un estado de letargia. La aceptación de la que hablo da lugar a la acción y es fértil en iniciativas de cambio. La diferencia está en de dónde viene la acción, dónde nace. Si viene de jugar al tenis con la realidad porque las cosas están mal y hay que cambiarlas para que estén bien, entonces no es aceptación, es reacción. Si viene de que lo que es es como es, y lo que es nos pide que actuemos para orientar su cambio, entonces es aceptación. Hablo de 'orientar su cambio' porque todo está cambiando, al menos todo lo que es perceptible. Hay una dimensión en la que nada cambia, precisamente porque si no fuera así no podríamos percibir el cambio, pero eso es otro asunto.  

Por supuesto que un acto de aceptación nos puede llevar a cambiar lo establecido, pero lo interesante de la cuestión no está en el acto en sí, sino en la calidad del mismo. La aceptación cambia lo establecido convirtiéndose en lo establecido, es decir, no prohíbe a lo que es que sea como es sino que convence a lo que es de que sea de otra manera. 

Si la reacción quisiera detener un tren en marcha construiría un muro en la vía para que aquel se estrellara. La aceptación, sin embargo, se montaría en el tren y lo frenaría desde dentro. El matiz está en que la reacción lucha contra la realidad negándola, mientras que la aceptación se alía con ella, se afirma en ella y actúa desde y sobre ella. Por eso sólo la aceptación es capaz de decir no sin crear negatividad. 

- Las creencias, del tipo que sean, son miedecitos encapsulados. Decir "creo en esta teoría" es no atreverse a seguir investigando, decir "creo en ti" es temer que dejes de serme fiel, y decir "creo en Dios" es decir "tengo miedo de morirme".

- Cuando te enfadas, con o sin razón, tu alma fuma.

- Nunca tenemos todos los datos sobre algo, así que todo juicio es en realidad un prejuicio

- La mente humana es una pequeña bolsita descosida y agujereada de prejuicios en la que nos empeñamos en meter el mundo.

- 'Hablas como el mar y vives como un embalse' -me digo a veces. 

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