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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

martes, 4 de abril de 2017

El diente


El diente -para el que vivir es morder- no se siente realizado porque no puede morderse a sí mismo. 

Lo primero que tiene que hacer un diente para morderse a sí mismo es dejar de querer morder. De esta manera se olvidará de que es un diente, desaparecerá el objetivo de morderse y por tanto desparecerá también el fracaso en la consecución de ese objetivo. Morder se convertirá en una potencialidad, y el sujeto mordedor y el objeto mordido se confundirán en ella. 

El universo pasará a ser una mordida donde todo es mordido y nada es diente que muerda. 

¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que con el método que se utiliza para entender el mundo exterior, utilizando la mente, uno no va a poder conocerse a sí mismo. 

Si no estás de acuerdo con lo que he dicho, entonces es que has perdido el hilo, y si estás de acuerdo es que también has perdido el hilo.

Si quieres entender, deja de intentarlo. Si quieres morder, deja de roer. 


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