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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Antropología tecnológica


Hay gente que pone fotos de Facebook en su pareja, que no tiene relaciones sino reportajes, y que cuando corta -porque siempre corta, ya que sus nacimientos son crónicas de un desengaño anunciado- deja por despecho de ser amiga telemática de quien en realidad no fue sino una cachava de su propio ego. 

Esta plebe espiritual que gobierna imperios fashion juega a las cartas con dechados de complejos trucados, dice haber amado cuando sólo ha presentado sus genitales a un concurso de tamaño, piensa que el hado les ha sido desfavorable por algún tipo de error de allende las estrellas y considera que en el futuro -una cosa que no existe- encontrará, como quien encuentra unas llaves perdidas, una cosa que llama éxito, aunque ignora que no hay que buscarlo fuera sino dentro porque no se trata de localizar un objeto sino de compartir la plenitud de no tener de necesidad de encontrar nada. 

Esta gente -que no es nadie y sois hoy en día todos a la vez- parece un charco recién llovido evaporándose en el que se refleja un arco iris monocromático que camina sin presente hacia un infinito que cojea de la carencia izquierda. 

Vosotros, humanos con la extensión de un océano y la profundidad de un micropene, sois el eslabón perdiéndose que dará lugar al Superhombre, ese que os reconocerá y en cuya sana mofa medraréis sonriendo de dolor. 

Vuestro no entenderme es mi reafirmación. 

- Nietzsche reencarnado - 

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