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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

domingo, 25 de mayo de 2014

Microscopio


Aunque seamos más previsibles que Kant -de quien se decía que tenía unos hábitos desempeñados con tal puntualidad que se podían poner los relojes en hora a partir de ellos- y aunque pensemos que todos los días son iguales y no pasa nada nuevo -o incluso lleguemos a creer que no pasa nada en absoluto- ocurren millones de cosas nuevas a cada segundo. Esto a veces no se aprecia a simple vista, pero si nuestra vida está enferma de aburrida rutina le podemos pedir que mire las cosas a través de un microscopio para que vea cuán imposible es la rutina en este mundo.

El microscopio del que hablo es un aparato de la voluntad con una lente aumentadora de sensibilidad que sirve para ver que en realidad todo es nuevo incluso donde todo parece repetirse. Sin microscopio todos los días veo las mismas acacias de camino al colegio, los mismos campos de caña de azúcar y de maíz, los mismos niños que me esperan en clase, y hasta siento los mismos baches de la carretera; no me consta que el Kilimanjaro haya cambiado de sitio, ni que este país haya dejado de llamarse Tanzania; mantengo las mismas grandes preguntas e idéntica ausencia de grandes respuestas, y mi cara parece también la misma, así que desde este punto de vista podría decirse que mi vida se ha convertido en la estatua de un jardín botánico. 

Con microscopio, sin embargo, las cosas cambian: las acacias crecen y se agitan de forma diferente al capricho del viento, que nunca es el mismo (¿cómo se sabe si dos vientos son iguales?), los niños traen inquietudes, actitudes y sonrisas renovadas, los baches puedo no sentirlos porque no se sienten baches si uno flota, el Kilimanjaro tiene menos nieve que ayer, mi cara acusa el paso de las horas y las emociones, y la estatua del jardín no deja de dar vueltas. 

No hay nada que se esté quieto ni nada que sea igual a otra cosa. Sólo la ausencia de algo es igual a la ausencia de ese algo, pero ninguna presencia es igual a otra. Quizás los días sean las cosas más diferentes entre sí que pueda haber. ¿Dos días iguales? ¿Te aburres? Usa el microscopio y verás que hasta las estatuas están ocupadas dibujando elipses. 

Por cierto, Tanzania sí ha cambiado de nombre: ahora se llama casa. 

2 comentarios:

  1. ¿de qué o de quién te estás enamorando? No hay rutina tanzana...no a la vista de un microscopio atómico

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  2. jaja como te dije , me estoy haciendo adicta tanto a tus entradas como a los comentarios de Fernoso : )
    Jodorovsky siempre presenta a su esposa como "su hogar" aqui hay enamoramiento seguro , y sea a lo que sea, eso es hermoso .
    besos , muchos .

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