Ahora ya lo sé.
No estoy aquí para aprender de mis errores y finalmente acertar.
Ni siquiera estoy para elegir entre infinitas opciones.
Estoy para saber por qué elegí creer que estoy aquí.
Sólo hay dos opciones: una es creer que estoy, y otra es recordar que no.
Y soy libre, eso sí, pero no de elegir, sino de saber.
Si tiene principio no es real. Si cambia no es real. Si gusta, si duele... no es real. Ofende, ¿verdad?
Pero no hay problema, porque justo en aquel momento presente todo esto hace tiempo que no pudo terminar, pues ni siquiera empezó.
Pero no aquí, sino tampoco allí.
Ahora ya lo sé.