No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog.
En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.
Yo he visto la eternidad y la infinitud, pero tenía los ojos
cerrados entonces y tengo la lengua atada ahora.
Nacer es el acto más autodestructivo que un ser espiritual
puede hacer. De hecho, es tan autodestructivo que es imposible hacerlo, solo
puede soñarse que se hace.
La función de los sueños es que permanezcas dormido.
Solo cuando te despiertas te das cuenta de que estabas durmiendo.
El mundo material es el reflejo del mundo real, esencialmente
inmaterial. Intentar cambiar el mundo de “ahí fuera” es como intentar cambiar
la imagen de un espejo actuando sobre el espejo.
Lo de que no hay tiempo no es una broma, ni una manera de
hablar, ni una forma de optimismo para animar a la gente a tener paciencia. Lo
de que no hay tiempo es literal, como literal y paradójico es que tengamos que
esperar para darnos cuenta.
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