La pregunta no es si hay vida después de la muerte, sino si la hay antes.
La pregunta no es si trabajas de lo tuyo, sino si eres tú cuando trabajas.
La pregunta no es qué has hecho, ni cómo, ni por qué, sino si estabas en paz cuando lo hacías.
La pregunta no es qué es eso o quién es ese, sino si eso o ese es distinto de lo que yo soy.
Y la respuesta -amigo con dudas- la respuesta no es una respuesta sino un disolvente de preguntas.
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