Si alguien actúa con odio en realidad está actuando con miedo. El miedo es, por tanto, el indicador de la ausencia de amor. Cualquier acto realizado con odio, y por tanto con miedo, es una petición inconsciente de amor. Una acción solo puede ser una muestra o una petición de amor.
Por muy detestable que algo sea, si lo odiamos estamos añadiendo odio a las arcas del odio. Odiar algo odioso hace crecer el odio. Esto no es una directiva ética, es una realidad matemática.
¿Qué hay que hacer si detectamos odio y no queremos que crezca? Hacer, hacer... no sé, ahí está el juego, pero no hay excepción para la regla de que odiándolo crece.
Odiador de odiadores no demasiado listo no acaba de entender que el odio que odia no deje de crecer.
-Inspirado en UCDM-
No hay comentarios:
Publicar un comentario