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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 25 de julio de 2013

Más pulgadas, menos ideas


De nuevo en contacto con el hipnotizante día a día en España. Después de tres meses sin ver la televisión me estoy dando cuenta -pero ahora sintiéndolo empíricamente, con la sensibilidad que da la abstinencia prolongada- de lo pequeña que es esa caja. A medida que se ha ido ensanchando en pulgadas se ha ido encogiendo en ideas. No sé si es tonta o no, pero desde luego es zafia  y venenosa porque idiotiza de una manera abrumadora y fulminante. La higiene mental de estos meses ya se ha perdido en un suspiro, como quien echa a perder en un segundo una camisa limpia y recién planchada con un mancha de café mal vertido. En un sólo día ya he visto todo lo que tenía que ver, lo mismo de siempre. Las mismas medias verdades que cuando me fui, el mismo pesimismo desesperanzado y desesperanzador, la mismas frivolidades, la mismas necesidades inducidas, las mismas heces sahumadas de información. 

Aquí viajamos por la vida sentados hacia atrás; el viento no nos da en la cara sino en el cogote y tenemos siempre la sensación de que no tenemos algo que necesitamos, que no sabemos algo que había que saber, que vamos a tropezar con algo que no vemos y que deberíamos haber sabido que estaba ahí. En otros lugares las carencias son tantas que uno ya está caído, pero esa situación tiene la ventaja de que desde el suelo sólo cabe la posibilidad de levantarse, y eso al menos encierra una dosis de esperanza que hace del día a día algo más alegre, más esperanzador. 

Más vale vana esperanza que ruin posesión. Prefiero vivir con la sensación de que me estoy levantando que con la de que en cualquier momento me voy a caer. Otra vez el presente continuo y su poderoso efecto revitalizante o narcotizante. Otra vez el presente continuo y su descarnada relación con el gerundio viviendo

En Tanzania hay un fracaso escolar insultante, y la clave del asunto está en que las clases se imparten en swahili y luego los exámenes de secundaria son en inglés. Los niños están bien preparados en cuanto al contenido de las materias sobre las que se les examina, y algunos son más listos que el hambre que pasan, que las muchas cabras que ellos solos pastorean o que los palos que reciben, que también son muchos en muchos casos, pero se les hacen las preguntas en un idioma que no dominan, así de sencillo. Una trampa para mantener al país sin formación y hacer de los hombres borregos. 

Aquí el asunto es más sutil; se trata de que las ideas del cerebro reboten dentro de una caja sin salir nunca de ella, para que no lleguen nunca a tener la claridad del pensamiento libre. Da igual que hables un idioma o cinco, porque con tus propios conocimientos se pueden hacer las paredes de una caja negra. 

En un sito se pone el sol ocultándolo tras un idioma supuestamente oficial y realmente desconocido, y en otro se oculta la luz encerrándola en un complicado juego de espejos que se dice así mismo luminoso por jugar con la luz, pero que realmente juega a ensombrecer la mente de los infelices que siguen su programación dispuesta a modo de metrónomo para hipnotizar y entontecer. 

Feliz siesta mental, gente bien informada. 

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