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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

martes, 18 de noviembre de 2014

Anatema cualitativo contra la cantidad


¿Crees que tú, ridículo azucarillo, vas a cambiar la salinidad del mar? ¡Desengáñate!, la calidad ha sido apuñalada y muere desangrada bajo las botas sucias de una asesina con millones de cabezas que sin embargo no tiene ni un solo cerebro: la cantidad.

Disfrazada de apacible consenso se ha acostumbrado a pasear entre nosotros, a besarnos con su fétido aliento y a pisar el cuello de todo lo que no venga de la mano de muchas manos. Ha desdefinido el concepto de brillantez encarcelándolo en una repugnante celda de falsas luces en la que el brillo se pudre por falta de oscuridad, la oscuridad del pensamiento libre, ese al que sólo se llega solo.

¡Y desengáñate otra vez, azucarillo inútil! Corren eternos malos tiempos para el pensamiento libre; no se acomoda en un trono sino que yace tirado en una humillante letrina a la que van a parar todos los excrementos de los que sienten en común, de los que consienten, del asesino a sueldo de voluntades que es el trajeado consenso. La libertad sigue coloreando banderas pero es temida, condenada, y escupida.

¿Quieres escuchar lo que todos creen? ¡Vete de aquí, me hastías, no hablo para ti!

¿O quizás buscas un mensaje nuevo y te atreves a libreser? ¡Vete de aquí también, deshazte de tu cobardía y estrangula a tu soledad! Cuando se esté muriendo mírala a la cara, y cuando sientas que te suplica, aprieta un poco más. Eso que experimentarás asesinándote es lo que buscas, es un destello de tu pura verdad. ¡Bienvenido a ti!

La cantidad como argumento de verdad y calidad es nefanda y emética. No contéis conmigo como víctima ni verdugo en vuestra matanza genocida de individualidades alicortas. 

2 comentarios:

  1. Me permito a continuación la licencia de hacer un comentario sobre un texto propio, y lo hago porque soy consciente del cambio de estilo que esta entrada supone con respecto a todas las anteriores.

    Existen lugares a los que no todo el mundo puede llegar, pero no creo que eso sea razón para que el que pueda deje de intentarlos conquistar, y hay también conceptos para los que no vale el lenguaje convencional, y mucho menos el cordial. Me ha parecido oportuno hoy ser un poco violento y elaborado para poder acariciar ideas a las que -al menos a mí- de otra manera las letras no me permiten alcanzar.

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  2. Tu escrito rezuma odio a China, donde la calidad no importa

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