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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Bailas?

"Y aquellos que bailaban eran considerados locos por los que no podían oír la música".
-Friedrich Nietzshce-

Leer a Ortega me emociona y leer a Nietzsche me estremece. Si con las ideas del primero mis neuronas hacen el amor, podría decir que con las del segundo hacen algo parecido a una viciosa orgía. Nietzsche me embruja con una prosa que apuñala. Me da hasta miedo sentir la escondida claridad de su mensaje y experimento una mezcla de placer intelectual con espanto emocional; quizás sea el pavor a las ideas desnudas, a las totalmente desacomplejadas, a las que no reprimen nada.

A continuación unos extractos de "Así habló Zaratustra": 

“Llamo Estado al lugar en donde envenenan a todos, donde buenos y malos se pierden; donde se llama vida al lento suicidio de todos. Todo lo que dice es falso y todo lo que tiene es producto del robo. Muerde con dientes robados y hasta sus entrañas son falsas. Reconoceréis siempre al Estado porque es una torre de Babel del bien y del mal. Roba las obras de los inventores y los tesoros de los sabios, y a ese robo lo llama cultura.

Aunque no lo apreciemos, el mundo gira en torno a los que inventan nuevos valores, pero la gente y la fama giran en torno a los comediantes. Para ellos demostrar es derribar y convencer es sacar a la gente de sus casillas. A la verdad que sólo es percibida por los oídos más sensibles la llaman mentira y futilidad. Son incondicionales que te apremian a que les digas sí o no. Es mejor que huyas de esas gentes tan apresuradas que en medio de la plaza te asaltan con su ¿sí o no? ¿Cuándo se ha visto que la verdad marche al lado de un incondicional? Todos los pozos profundos experimentan con lentitud; han de esperar mucho tiempo para saber qué es lo que cayó en sus aguas profundas. Todo lo grande se da lejos de la plaza pública y de la fama; los inventores de nuevos valores han vivido siempre lejos de ellas.

¡Mirad cómo trepan esos ágiles monos! ¡Todos esos locos me parecen unos monos trepadores y fanáticos! Su ídolo, ese monstruo frío, huele mal, y lo mismo les pasa a todos los que le rinden culto. ¿Es que vais a asfixiaros con el aliento que despiden sus hocicos? Zumban en torno a ti para alabarte pero su alabanza es impertinente porque lo que buscan es estar cerca de tu piel y de tu sangre”.

La democracia de hoy en día es una falacia de monos trepadores que preguntan vacuidades capciosas a las que sólo se puede responder sí o no. Cuando respondes, se quedan con tu alma y mercadean fanáticamente con ella para dar de comer a un monstruo que se sienta en un trono de fango. ¿Y aún me preguntáis qué hay que hacer? ¿Y aún teméis qué ocurrirá después?

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