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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

jueves, 22 de junio de 2017

¡Por fin el principio!


No me falta mucho para partir, compañeros de piélago seco. Id despidiéndoos de lo que creéis que conocéis de mí porque me queda poco en este redil. Voy a volver al sitio del que vengo y no espero comprensión ni acompañamiento. No se puede estar mucho tiempo aquí habiendo despertado, y nada pinta un velador en un mundo en el que se sueña que los sueños no se cumplen

Ahí quedan todas vuestras importantísimas y urgentísimas ocupaciones ineludibles, vuestros nacimientos, bodas, entierros, éxitos y fracasos. Ahí os quedáis con todas las ideas vacías que llenan vuestra vida. Os dejo con todo lo importante, que a mí ya se me han deshinchado las palabras y volado los pensamientos. Voy a perderlo todo de tacto, y aunque quizás sigáis viéndome pasear mansamente por alguna arboleda, sólo los que no juzguen entenderán que el fallo del juicio es que no hay nada que entender.

Se acabó la búsqueda de la libertad de plástico, esa que engaña ofreciendo la posibilidad de elegir sin decir que poder elegir es poder dudar, ocultando que la duda es una prisión. Yo te maldigo, Razón, justo antes de partir, por lo que nos has hecho sufrir, a mí y al resto de las gotas de este mar, y te bendigo, Sufrimiento por ella ocasionado, porque viniste para hacernos entender que podrías no haber venido. 

Se acabarán las palabras mafiosas que engañan a los más listos y condenan a los otros. Comenzará la era transparente en la que me miréis y no veáis nada porque ya nunca más le pediré al viento que me peine a raya, al cielo que llueva bien ni al bosque que barra sus hojas muertas. Me evaporo, y no esperéis que vuelva a lloverme sobre vosotros porque esperar no existe más. 

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