Mi foto
No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

sábado, 23 de abril de 2022

Dar un paso hacia ti mismo

La mayoría de las células de los organismos que mueren por enfermedad están sanas, y sin embargo el organismo muere por enfermedad. Creo que algo así pasa con la humanidad si se la mira como a un organismo, no como a una suma de seres humanos. El hecho es que Giordano Bruno ardió en la hoguera por decir algo y que la bomba atómica se lanzó porque alguien lo dijo. Aquel fuego no se ha apagado todavía y la última bomba aún está por ser lanzada.

Parece imposible imaginarse no esperar nada porque nuestro sistema de pensamiento está basado en la carencia, siempre falta algo. Intentar pensar en no esperar nada es ya un fracaso en sí porque incluso esperar no esperar nada es esperar algo. Algo me dice, sin embargo, que no es imposible, pero ese algo me dice también que no se trata de encontrar una técnica nueva en este sistema viejo. De aquí no se sale con las llaves de aquí.

Un axioma comúnmente aceptado es que esto que llamamos vida es tal. Pensar que hay que tener hijos para que la vida siga es pensar que la vida es una variable cuantificable y que hay más vida cuantos más seres vivos haya. Como es lógico, implica también que el hecho de que no haya seres vivos quiere decir que no hay vida. Entiendo esos términos, pero no es a esa vida que muere a la que estoy intentando apuntar.

Poner este axioma en duda casi siempre suele llevar al final del debate incluso antes de haberlo comenzado porque su consideración es muy incómoda. Requiere un profundo esfuerzo que se parece a una especie de suicidio mental. No se trata de considerar si es una vida digna, justa, bien llevada, provechosa o con sentido, sino en considerar si es vida de verdad.

Entiendo la locura que rezuma lo que digo, y entiendo también que querer dar un paso hacia uno mismo -cosa evidentemente imposible porque uno no puede dar un paso hacia sí mismo dado que ya es uno mismo- se vea como un planteamiento absurdo desde el punto de vista de poner un pie delante de otro dirigiéndose hacia algún sitio, pero que todo esto sea una alucinación y que dar un paso hacia uno mismo sin utilizar los pies sí sea posible no es nuevo ni demente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario