Algunas palabras han llevado muy mala vida. Nacieron como un
tierno y bello bebé en el seno de una familia de semántica prometedora y
mamaron de ubre de lexema real, pero han quedado despojadas de un significado
digno y ahora son violadas repetidamente por indecentes cazadores de
voluntades. De un noble vagido han pasado a un estridente e insoportable chillido.
Son palabras zombi, putas de la semántica maltratadas por proxenetas con
corbata que maldicen desde un atril. ¿Qué fue, por ejemplo, de "Libertad" , esa princesa nacida
en palacio entre finas telas de holanda que ahora vive entre cartones sucios y ásperas
arpilleras picándose dinero porque dice que sin él no puede existir?
¿Y de "Éxito"?
¡Con lo guapo que era de pequeño, mirando siempre hacia dentro, con esa pose de
bailarín de las circunstancias! ¡Qué feo y rígido se ha puesto, y qué poca
personalidad tiene, esperando siempre ser definido desde fuera! De grácil
bailarín a chopo seco con ojos estrábicos.
¿Y de las gemelas "Realizacion" y "Personal"? Apuntaban a
engrandecer juntas la vida entera, a marcar un camino para el Hombre, a ser un
trono para sentarse sobre las nubes sin perder el tacto de la tierra, pero… ¿Acaso se las ha vuelto a ver de la mano? Ahora "Realización" se ha trivializado y únicamente se junta con complementos tangibles, padece de esquizofrenia y sólo se viste de correcta o incorrecta. Por su parte, "Personal" trabaja de guarda fronteriza
y se dedica a prohibir. No deja de repetirse a sí misma para marcar las
distancias. “Personal” –dice-, “Personal” –reitera-, y así vive, sola,
defendiendo de todo una nada que se consume por falta de contacto. ¡Dónde
quedaron los tiempos en los que las dos hermanas saludaban unidas a los
próceres que llegaban al pico de su kilimanjárica vida!
"Libertad", "Éxito", "Realización" y "Personal", a vosotras me dirijo, palabras ilustres, honrosas y generosas, ¡es hora de
reencarnarse!, el cuerpo en el que vivís no os corresponde y la vida que lleváis no es la vuestra. No estáis aquí
para criar charcos sucios, sino para ensanchar mares sin fondo.
A mi gusta usar la ingeniería semántica para expresar de manera suave noticias desagradables, lo hago con más corazón que recursos.
ResponderEliminarNo te preocupes Moro, que existen palabras cuyo sentido queda impoluto, como el leit motiv de tu historia: COMPARTIR