Mi foto
No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

viernes, 24 de marzo de 2017

Violencia velada



Todo lo que crees saber de una persona es sólo una recreación mental de lo que esa persona realmente es. Cualquier pensamiento que tengas es local, es decir, es una forma de energía psíquica que se da en ti, así que cuando hablas de otra persona en realidad estás hablando de algo que sale de ti. Estás hablando de ti mismo. 

Escúchate, pues, cuando opinas sobre alguien, observa detenidamente lo que dices y piensas, mírate y verás que no hay nadie más que tú en el escenario. Todo lo que dices es jugo de ti, así que eres tú el verdadero objeto de tu discurso. En lo bien o mal que hables de los demás, o en la medida en la que calles, podrás reconocer tu propia cosecha interior. 

Se me ha ocurrido decir esto porque haciendo inventario de mis últimas relaciones personales he encontrado loas desmedidas y críticas severas hacia mí. No es que no me haya dado por aludido en las primeras por modestia ni en las segundas por presunción, sino que verdaderamente no me he dado por aludido en ninguna de ellas porque a quien he visto en ambas ha sido a su emisor, no a mí. ¿Cómo si no podría yo ser tan excelso y miserable al mismo tiempo?

Conceptualizar a alguien es una forma de violencia. Y aún diría que simplemente conceptualizar -lo que sea- es una forma de violencia en sí. Pensar en algo y creer que lo que se piensa de ese algo es lo que ese algo es, he aquí la manzana de Adán y Eva, la vid cortada, la expusión del Paraíso. He aquí el sufrimiento.


2 comentarios:

  1. La presunción de NO inocencia interpretada por uno respecto a actos de otro/s genera un veneno que te corroe hasta que lo expulsas con criticas cuyo fin es transpasar el veneno, que no es sino ese mismo generado por ti.XXX

    ResponderEliminar
  2. No dejes de escribir Jose,puedo estar de acuerdo o no con lo q a veces escribes, pero sin duda alguna leerte me provoca una bocanada de aire fresco.Un abrazo enorme ojos bonitos

    ResponderEliminar