Fuerza. Me gusta la palabra, tiene lo que dice, es lo que
tiene. Se sabe cuando está. Es el saber de su propio estar. No tiene costuras, su roto es su tejido y es femenina porque es madre: se pare
a sí misma. Es el fundamento, el gen de la energía, el todo más manido
en todas las teorías. Un camaleón de color existencia. No hay energía sin fuerza, y no hay fuerza que no busque algo a qué
aplicarse para energizarse. No hay fuerza que no sea y no hay ser que no sea fuerza.
Todo lo que existe es resuello suyo. "Pienso luego
existo" es en realidad un corolario de la aplicación de la fuerza al pensamiento,
una espiración conceptual de ella. Cuando la fuerza ruge crea vida, cuando
respira crea ideas, y cuando explota crea todos. Nada hay sin
fuerza y no hay fuerza que no lleve a algo. ¿Qué tipo de fuerza eres? ¿Qué masa
mueves? ¿Qué luz desvías?
Newton vio en sueños a la fuerza de perfil y cambió la historia de la
humanidad. Einstein la miró a los ojos y cambió la humanidad misma, y ella,
cuando nos mira, no es que nos cambie sino que nos constituye, nos forma, nos inerva. La fuerza es el concepto más amplio, concreto, viajero, formador,
deformante, constituyente y finalizador que existe. Es la esencia misma de la esencia, es
el quid.
Un día la fuerza guiñó un ojo y convirtió el sol en un cacahuete
tostado, sopló y se estornudaron galaxias, habló y se lloraron puños, se confesó y se escribieron recuerdos tristealegres de cosas que todavía no habían ocurrido. Es agua que
cae, caída para el agua, electrón esquizofrénico, torrente, glaciar, materia,
vacío, luz, infinito, giro y quietud, cero e indeterminación. Es matemáticas para las
flores y savia para los cerebros. Fuerza es ser y no saber no ser. Fuerza soy y busco masa para mover.
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