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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

domingo, 9 de agosto de 2015

Excarcelación de la Aceptación


Después de milenios de injusto encarcelamiento, Aceptación es por fin libre. Hasta ahora permanecía recluída en la prisión de los defectos de la psique humana compartiendo celda con la pasividad, el determinismo, el pesimismo y otros aguadores y empequeñecedores de felicidad. Aceptación fue acusada de cobarde y de asesina de entusiasmos durante los comienzos de la dictadura de la mente, y ha permanecido vejada y vilipendiada en el fondo del corazón de los hombres desde entonces, acompañada de todas las miserias que allí moran. En el juicio en el que fue condenada, Aceptación argumentó que ella nunca pretendió hacer apología de la indolencia sino simplemente proponer la asunción de lo que no se puede cambiar, lo cual es en sí un acto lógico, pero la mente, severa, injusta y prejuiciosa la condenó al ostracismo de las virtudes. Se le acusó también de entorpecer el progreso humano, y aunque nunca quedó claro –ni lo está aún- qué cosa sea esa del progreso, cuántas vertientes tiene, ni hacia dónde se dirige, la condena y el encierro se hicieron efectivos.

Ahora que por fin es libre, ha declarado que no siente rencor alguno, pues eso le haría seguir siendo presa -en este caso de sí misma- y que va a aprovechar su libertad para dedicarse a criar alas en las almas de los hombres. Lo primero que hay que hacer para llegar a entender algo es entender que no se entiende, y lo primero que hay que hacer para cambiar algo que no gusta es aceptar que antes de cambiarlo es como es. Esta verdad de Perogrullo parece que fuera sólo de Pedro Grullo, y no patrimonio de todas las psiques, que tan reacias son a aceptar lo que en buena lógica y conveniencia es inaceptable no aceptar. 

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