Te propongo una actividad muy sencilla; para ello vas a tener que cerrar los ojos durante medio minuto al final de este primer párrafo. Cuando los abras podrás seguir leyendo el resto de la entrada, que sólo será un párrafo más. La actividad consiste en intentar no pensar en una cebra, y comenzará cuando leas "ya". ¿Preparado(a)? ¿Estás preparado(a) para cerrar los ojos y no pensar en una cebra? De acuerdo, el ejercicio comienza... ¡ya!
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¿Qué ha pasado? Ahí lo tienes, esa es la naturaleza de la mente. Cuando intentas pararla se activa. Probablemente habrás visto más cebras que en el Ngorongoro en época de migración. No se puede controlar la mente con la mente. De aquí viene eso de que contra lo que luchas se multiplica y lo que aceptas se disuelve. Para controlar tu mente no debes actuar sobre ella sino sólo observarla. Pero, ¡ojo!, no debes observarla con la propia mente, sino con otra cosa...
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