Mi foto
No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

lunes, 20 de abril de 2015

Vocabulario de ideas


A veces pido a aquellos con los que estoy compartiendo una animada conversación que dibujen un tigre en mi libreta. Quizás sea una influencia heredada del Principito, cuando dice aquello de “dibújame un cordero, dibújame un cordero…” No sé por qué pido un tigre; quizás porque me parece un animal precioso y porque todos sabemos lo que es. Lo hago en primer lugar para reírme, porque la gente en general no tiene ni idea de dibujar y hace unos garabatos impresentables que dan mucha risa. ¡Hay dibujos de tigres de amigos míos que extinguirían la especie si salieran a la luz! Me hace gracia comprobar que todos tenemos una idea muy clara de lo que es un tigre, de sus rayas, sus colores, su preciosa y fiera cara, sus colmillos, su ojos… en fin, de todo él, pero a la hora de dibujarlo el resultado suele ser ridículo o irrisorio. ¡Algunos tengo hasta con las rayas en horizontal! 

En nuestro cerebro la idea de tigre es clara, pero nuestra capacidad de expresarla en un dibujo es deficiente. Me pregunto, al hilo de esto, cuántas ideas claras de conceptos abstractos tendremos en nuestra mente que expresamos inconveniente y puerilmente, no ya con nuestros dibujos, sino con nuestras palabras, reflexiones y actos. ¿Cómo "dibujamos" en nuestra vida, por ejemplo, las ideas de libertad, amor, solidaridad y religión?

Quizás, sepamos muy bien lo que es la libertad, pero nuestra escasez de vivencias libres y nuestra simplificación en las conversaciones nos puede llevar a pensar y decir que es tener un trabajo fijo o una pensión asegurada; eso es libertad vestida de harapos. Quizás sabemos muy bien lo que es el amor, pero al hablar de ello nos liamos y acabamos confundiendo amor con tener una pareja; eso es amor en una probeta. Probablemente no tengamos dudas internas sobre lo que es la solidaridad, pero cuando se trata de actuar solidariamente puede que sólo se nos ocurra dar una propina algún día a algún indigente; eso es altruismo encelofanado. Y quizás también tengamos una querencia natural a la religión, pero en nuestro día a día, o en nuestro domingo a domingo, eso puede acabar simplificado en unos garabatos que forman un borratajo llamado misa; eso es una espiritualidad metálica. 

Quizás sabemos, pero no sabemos expresarlo. Lo malo es que el círculo se cierra de manera que nuestra incapacidad de expresarnos se vuelve sobre nuestras ideas como un bumerán y aniquila la idea original, golpeándola e hiriéndola y, por tanto, deformándonos y deshumanizándonos. Si nos expresamos mal, con palabras y con actos, corromperemos las ideas puras originales que inspiran nuestras pobres palabras y vacuas actitudes. 

De tanto dibujar tigres ridículos en mi libreta puede que un día vea un tigre de verdad y tenga que preguntarme: ¿qué bicho es ese? De tanto tolerar el derecho de pernada del dinero y la vulgaridad sobre las ideas sublimes, puede que algún día seamos incapaces de reconocer a los verdaderos mahatmas de la humanidad (mahatma, del sánscrito “alma grande”, es decir, persona venerable), porque resulta que en realidad nunca habremos hablado de ellos, así que cuando los veamos confundiremos su virtud con una incómoda e ininteligible excentricidad, pasándonos inadvertida su magnificencia. Y todo por falta de vocabulario... de vocabulario de ideas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario