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No tenía fuerzas para rendirme, así que decidí emprender activamente una búsqueda eidética, es decir, de lo esencial. Pensé que el cambio que afrontaba merecía un decorado literario, y de ahí el blog. En él reflejo pensamientos, reflexiones y emociones que he vivido durante mi estancia en Tanzania enseñando inglés y suajili a niños de preescolar en un colegio rural de la organización Born To Learn, en India como profesor de francés para la Professional School of Foreign Languages de la Fundación Vicente Ferrer, y actualmente en Malí cooperando con CONEMUND en proyectos de seguridad alimentaria y equidad de género. Mi objetivo cabe en una palabra: Compartir.

miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Dónde sueña la verdad?


Le contaba el otro día a quien me lo preguntaba que lo que para mí están significando las experiencias de mis estancias en África y La India podría resumirse de la siguiente manera: África me desoccidentalizó, me convirtió en flecha, y La India me ha convertido en pensamiento, en un globo explotando al ser alcanzado por esa misma flecha.

Hay una parte de mi personalidad que se está retirando dulcemente, como la ola que empapa la arena de la playa justo en la línea que marcan las últimas pompas de espuma, como un beso deslizándose hacia abajo. Así se va esa parte de mí para fundirse en el mar de mí. Y así de dulcemente lo siento, como un tránsito natural dictado por la luz en luna creciente que refleja mi luna. Y como mi idea de personalidad se adecúa a un proceso dinámico, o sea, a su definición misma (Personalidad: proceso constante y dinámico de desarrollo y perfeccionamiento del propio yo o persona), considero que estoy en la ola de una evolución, no en el sumidero de una renuncia, así que no siento ninguna carencia, sino un llenado. Si el desfile de mis emociones hiciera ruido sería el de una botella a punto de llenarse.

El pasado, y en concreto las primeras experiencias –esos laboratorios de melancolía- suelen segregar feromonas de apego, y despegar algo entraña por definición la idea de desgarro, pero en este caso -el mío- como si fuera un bisturí eléctrico, que cauteriza la herida al mismo tiempo de producirla, en el desgarro está también la sanación, y por eso la percepción es de evolución. 

Pero evolución… ¿Hacia dónde? -me pregunto- y en la respuesta aparecen Machado y su camino, y el mío, y el tuyo, y el de todos. Los surcos del azar están por trazar. Cada vez tengo más claroscuro que justo donde los contrarios dialogan es donde sueña la verdad.

2 comentarios:

  1. Cada uno tiene su verdad.
    La verdad es un rio que sueña con llegar a la mar.
    Las mentiras son presas que sus aguas rebosan para llegar siempre a la mar.

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  2. Evolución hacia lo que es...madre mía qué cerca estás, desde aquí puedo escuchar esas últimas gotas que llenan la botella

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